viernes, 27 de abril de 2012

31.


Me tuviste, fui tan tuya como mía, y no hiciste más que dejarlo ir. Fue muy simple, lo más fácil renunciar es esto que parecía darnos tanta vida, tanto espacio para respirar. El uno para el otro, eramos ese aire que sopla, eramos lo que necesitabamos, lo que queríamos ser. No había mucha vuelta, te quería, me querías y todo lo demás se iba dando con normalidad. Solía pensar que las chicas que empezaron a aparecer tenían la culpa de nuestro distanciamiento, realmente las odiaba, por ser tan hijas de puta, por sacarme lo que me hacía bien cuando en verdad no eran más que una de las tantas razones y excusas que existían. Muchas cosas se interpusieron en el camino, no lo dudo, pero la principal fuiste tú mismo, interponiendote entre tus sentimientos.
A veces pienso que también fui una del monton. O así lo sentí cuando te leí comentandote con una de ellas, sentí cuando en ese preciso momento el mundo comenzó a desmoronarse, pedazo a pedazo, recuerdo a recuerdo, todo totalmente destrozado. No me pediste perdón, no me explicaste, no habían palabras para hacerlo. Tus ojos fríos notaron que desde el momento en que decidiste besarlas, abrazarlas, hablarles como a mi, me habías perdido. Tu silencio fue mucho más fuerte que tus ganas de arreglarlo. Y si te hubiese bastado con una sóla, pero fueron muchas, muchas chicas una detras de otra, todo enfrente de mis narices. Me creíste una insensible, hiciste de mi a una desconfiada, a una chica herida en el alma. Eras un desastre pero si no fueses quien eres, no te hubiese amado como te amé.



jueves, 19 de abril de 2012

30.


Yo le dí para adelante. Jugué, peleé, luché, entregué mil cosas a cambio de un poco de tranquilidad. De silencio para mí. Necesitaba sentirme egoísta, necesitaba que la gente entendiera que eso pretendía. Siempre fui de pensar en que todo lo que hiciera le podría hacer mal al de al lado. Pero llego un punto en mi vida en que comprendí que no podía vivir por ellos, como si yo fuera lo que ellos quisiera que fuera. Cuando miraba a los ojos de esos extraños hablandome y recomendandome qué hacer y cómo hacerlo bien, solo podia sentirme perdida entre mil palabras que nunca encontraban sentido. Dejé tanto por personas que nunca me devolveran ni una cuarta parte de mi. No les importó dejarme. No les importó lastimarme cuando sabían, podrían derrotarme. ¿Por qué debería importarme ahora? ¿Otra vez?. Si bien mi corazón es fuerte, no puedo subestimar al mundo que lo rodea, hambriento de dolor, hambriento de nada. Y si me ha dicho que basta de heridas y lágrimas, es porque definitivamente esta historia no va más.


miércoles, 18 de abril de 2012

29.

Parece que fue ayer cuando vi tu cara por última vez. Tanto tiempo después sigo esperando tener una segunda oportunidad para reparar el daño causado. Si pudiese te sujetaría entre mis brazos, curaría tu dolor, deseando hacer lo que sea necesario para que seas el mismo de antes.Poder agradecerte, o mirarte a los ojos por última vez, tener la esperada despedida o sostener una charla en silencio, un silencio que comprende las lágrimas que derramamos. No imaginas como te he extrañado todo este tiempo que no has estado cerca. Ya no queda tiempo, ni arrepentimientos que valgan, lo que tuvimos fue bonito, fue lo mejor...mientras duró.


lunes, 16 de abril de 2012

28.

Siempre queriendo más, es un estado natural que desgasta y consume cada centímetro de mi cuerpo. Fueron las esperanzas que todos perdieron (incluyéndome), fue la confianza que se desvaneció en mis manos como el tiempo, fueron esos llantos que nadie escucho, fueron momentos y personas que faltaron, que se fueron para no volver. Arraigando motivos y excusas, esa sed de amor y compañía me empuja a querer más, a necesitar encontrarlo donde sea, de la forma que sea. Y llega un punto en que no importa cuanto duela, no importa cómo lo llamen ni cuan malo sea, llega un punto, una infracción en que lo bueno y lo malo se fusiona y ya no existe un limite, ya no existe una razón que separe una cosa de la otra, no queda un punto medio en el cual pararte a descansar, dejando atrás las presiones, sin poder escapar de la tristeza que puede ocasionarte esa necesidad, esas ganas, ese vacío que los sentimientos ya no pueden llenar.