martes, 1 de mayo de 2012

32.


Recuerdo cómo quisiste unir los pedazos, reconstruir todo el rompecabezas, un libro que hablaba de historias de una chica sufrida y aún así, sostenerla, sostenerte de mi, con fuerza, con miedo a fracasar. Recuerdo tu decepción...Recuerdo cómo sonó tu voz, cómo me decías esas palabras que cubrian tu dolor de finalmente dejarlo ir, sonaron como un 'perdóname, no puedo con esto'. No pude decirte nada, suplicarte, no pude, y en los pequeños momentos en que susurrabas, sentía que mi corazón se detenía, esperando el momento en que la comunicación se cortase. No pude explicarte, no me salían las palabras, quizás dije cosas que no debí decir y silencié otras importantes a cambio. Que quizás, esas piezas rotas nunca podrán unirse y no es tu culpa ni la mía, así es la vida. Quizás soy sólo un caso perdido, una persona por la que no vale la pena jugarse o gastarse. Pero tu más que nadie debes saber que probablemente esto es lo mejor para ti, quiero lo mejor para ti, probablemente no soy lo mejor para ti. Trate con todas mis fuerzas de arreglarlo, y termine con tantas heridas que apenas puedo curarlas, debo haber sostenido tu mano demasiado fuerte que no tuviste lo necesario para luchar, quizás necesitabas más tiempo para sanar tus propias heridas. Quizás, nunca puedes realmente arreglar un corazón.



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