domingo, 5 de febrero de 2012

23.

Volver a sentir ese extraño pellizco en el estómago, y te miras, pensando qué diablos has hecho mal esta vez. Porque querías intentar estar bien, porque al menos parecía valer la pena luchar con o sin espada contra todos aquellos que se atreviesen a triarte abajo. Así creía que funcionaban las cosas. Pero las cosas cambian a un ritmo devastador y muchas de esas veces me pierdo, me mareo y vuelvo para empezar de cero. Me canso, estoy cansada, y comienzo a sentir ese miedo de no saber a quien recurrir, con quien hablar. Siento este pellizco y me rasguño el estómago frente al espejo. No es fácil comprender. Claro que no. Eso lo comprendí cuando todos aquellos que decían entender se fueron y me dejaron sabiendo que al final, la que tenía razón era yo.



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